La medicina es la ciencia que se encarga del estudio para tratar y prevenir enfermedades y diversas dolencias de nuestra salud. Desde los inicios de la humanidad el hombre siempre ha buscado métodos para tratar las distintas dolencias de nuestro organismo, una necesidad innata del ser humano con tal de evitar el dolor y la muerte.
La medicina primitiva era bastante experimental por la falta de conocimientos y se basaba, principalmente, en el uso de plantas como recurso medicina gracias a la multitud de propiedades que poseen las especies vegetales. El hombre primitivo se dejaba llevar más bien por la intuición y por la experimentación al tratar enfermedades y dolencias. Las especies vegetales fueron el recurso terapéutico por excelencia por parte de nuestros antepasados, conocida a día de hoy como fitoterapia.
Encontramos referencias de antiguas civilizaciones, como por ejemplo la egipcia, en la que se presencia la clasificación de la medicina por ramas dependiendo de la enfermedad o la dolencia. Esta separación por la especialización de campos fue de gran importancia para poder desarrollar tratamientos e investigaciones específicas de cada área de la salud.
Con el paso de los años la prolongación de conocimientos se fue expandiendo y desarrollando dando paso a la evolución de las ciencias de la salud. El conjunto de conocimientos se fue estableciendo a medida de los años configurando nuevos retos, oportunidades y soluciones.
El siglo XX fue bastante importante para las ciencias de la salud gracias a los innumerables descubrimientos y por la creación de sistemas y herramientas de gran calibre. La resonancia magnética nuclear es un claro ejemplo de ello. Esta máquina permite el estudio de las estructuras internas de nuestro organismo, analizando tejidos de diverso calibre para diagnosticar o descartar enfermedades y dolencias de varios tipos.